De cartas a los nietos
Queridísimo nieto:
Por fuentes muy fieles he sabido del oso que hiciste en el examen de Lengua y Ortografía que presentaste al finalizar este período académico. Cómo que estuvieron presentes todos los errores que venimos machacando y corrigiendo desde hace un buen tiempo. Según refieren quienes han visto los exámenes, ahí estaban todos aquellos ejercicios que te llenan de impaciencia cuando los estudiamos y que, talvez por eso, por tu desasosiego, no han despertado algún afecto para tener el deseo de escribir correctamente las palabras que, de paso, están ligadas por un surtido de normas que deben tenerse en cuenta para la buena escritura del idioma.
No aspiramos a verte convertido en un genio de las letras; todos los indicios dejan pensar que tus ideales rondan, más bien, por los lados de las tecnologías allegadas a las cuestiones de la computación y la física pura o qué sé yo, y que no intentarás sacarle partido a lo que las palabras dicen para su utilización dentro de la vehemencia, en las circunstancias de la galantería o alrededor de los términos bonitos donde se engarzan los amores. Tienes pinta de hombre práctico y ninguna de estas blanduras parece convencerte.
Aparentemente, todo eso pareciera estar bien, pero, claro está que, todo campo cultural está vinculado necesariamente con las letras. Desde cuando se permitió a las gentes educarse para leer y apareció la lectura como la gran forma de aprender, y para aprender sólidamente, la mejor manera de caminar por los conocimientos es aprendiendo a leer y a escribir bien. Mucho más fácil se te hará el recorrido por lo que debes aprender, si tu acercamiento a las letras no es muy ocasional o muy lejano. Justo es saber que los principios, hasta los matemáticos, tienen un buen fundamento en las palabras que los expresan y es necesario comprenderlas para digerir los significados y paladear el principio de los conocimientos. Además, en las horas de la vida donde la incertidumbre nos echa mano o en las otras horas cuando el cansancio reclama la pausa o en las horas que llegan en los días finales de la existencia, podrás encontrar en las obras de la literatura, si aprendes a disfrutarlas, te aseguro, formas de ver la vida distintas a la tuya y, también, te permitirán mitigar el agobio en tus soledades.
En todo caso, no podremos quitarle la importancia a estas materias que esconden la esencia donde encontramos, desde el fundamento de los conocimientos, hasta el recreo en las obras que nos deleitan. Para que aminores tu preocupación posible ―que debe ser poca―, le robé para ti estos versos al poeta Jorge Robledo Ortiz, espero que te gusten, y hasta pronto.
«La ortografía es mentira
Lo dice la vida diaria.
Cuando te llegue el amor,
Comprenderás, verbi gratia,
Que beso con “v” chiquita,
Es igual que con “b” larga».
Javier Gil Bolívar. Diciembre y 2021
Siempre es un deleite leerte Javier. Y tocas un punto álgido, que cada día pierde más importancia entre los jóvenes. Los extranjerismos se han apoderado de nuestro idioma y la influencia de los términos de las nuevas tecnologías se han arraigado y los muchachos caen en los mismos errores. A futuro no habrá defensores del idioma y si uno corrige, se enojan, se molestan, le dan poca importancia y se burlan.
Nosotros sinembargo seguiremos cultivando el idioma mientas podamos.
Saludos cordiales