¡Por fin obtuvo el permiso! Había rogado bastante hasta cuando el consejo familiar —papá y mamá— condescendió que fuera de vacaciones. Terminó el último…
JAVIER GIL BOLÍVAR
1945
Nació en Berlín, cuando este corregimiento pertenecía al municipio de Yarumal (departamento de Antioquia); eran los años en que culminaba la explotación de la mina aurífera, una de las con mayor riqueza por tonelada de material, propiedad de la empresa Timmins Ochalí Mining Company, sociedad de ascendencia canadiense.
Estudió en el Liceo San Luis de Yarumal, en los últimos años de bachillerato colaboró en la edición del periódico Libertad, tabloide que por algún tiempo fue una expresión cultural del plantel.
Dirigió el programa radial Antena Cultural, programa del liceo que se transmitía por la emisora la Voz de Yarumal.
Durante algunos años dirigió la revista Crystalino, publicación interna del grupo Crystal para su personal.
Ha publicado en la página editorial de El Colombiano.
Participó durante 15 años en el Taller de Escritores de la Biblioteca Pública Piloto bajo la dirección del profesor Jairo Morales Henao. Durante este tiempo se gestaron muchos de sus trabajos. Dos de sus cuentos fueron publicados en Obra Diversa 1 y 3 (2007 – 2015), antologías con la narrativa creada por los talleristas. Ha tomado clases en el Taller de Escritores de la academia Yuruparí a cargo de la profesora Janeth Posada.
Tiene en preparación una obra con más historias de episodios que se mueven dentro de la vida de los pueblos de Antioquia.
¡Por fin obtuvo el permiso! Había rogado bastante hasta cuando el consejo familiar —papá y mamá— condescendió que fuera de vacaciones. Terminó el último…
¡Caramba, si me costó dificultad conseguir los materiales para armar aquel carrito de madera! Mis fondos eran miserables; pasaron algunos meses entre ahorrar y gastar…
Este cuento es para contarlo con mucho juicio porque, hoy sábado, día de la Virgen, las brujas después de muertas son espíritus errantes, de maldad…
Me parece que el doctor Bernardo Álvarez (un gran médico que vivió en el pueblo muchos años), había llegado temprano a la Colmena aquel sábado.…
La apodaban la Pirinola y casi nadie sabía por qué diablos le encajaron ese apelativo, tampoco adivinaban la razón por la cual fuera tan desconocido…
…Y fue la última llamada.
La Abuela: ¡cuánto la quería!.
La tragedia es mas grave en los pobres.
Al lado de la frialdad del oro, nacían los afectos.
Los sastres de los pueblos siempre serán personajes inolvidables.